
La España actual
a través del refranero
El rico refranero español, que condensa la sabiduría y la experiencia de siglos de nuestro pueblo, tiene sentencias para todo.
De entre ellos inicio a vuela pluma este artículo con dos, que creo que resumen bastante bien la situación política que estamos viviendo.
El primero es de resignado pesimismo: “otros vendrán que bueno te harán”, y otro más positivo y esperanzador:“No hay mal que por bien no venga”.
Y vienen bien, porque a través del primero, los que ya han vivido mucho, y han visto pasar mucha agua por debajo del puente, advierten un tanto escépticos, a los que confían y se alegran de determinados cambios confiando en mejorar, que en muchas ocasiones, no es así como sucede. Y de ese refrán se derivan otros que lo remachan: “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer” , e incluso citan la Ley de Murphy, con aquello de que cuando una cosa va mal, siempre es posible que empeore.
Y respecto al segundo, que según las malas lenguas, alguien pronunció con retranca gallega, ante un grave e imprevisto episodio, no es sino como otros parecidos de “siempre que llueve escampa ”, o “no hay mal que cien años dure”, o “tras la tempestad siempre viene la calma” indicando que cuando las cosas tocan fondo empiezan a rebotar hacia arriba, o que hace falta que una semilla se pudra para que germine y de fruto, u otra espiga de grano, más fuerte y mejor.
Si desde uno de esos nuevos artefactos llamados “drones” pudiéramos ver una panorámica política completa de España, podríamos apreciar, diversas fotografías de españoles.
En un sector, cariacontecidos por la sorpresa del resultado de la moción de censura, los partidarios y votantes del P.P. rumiando los errores y los desmanes de algunos de sus dirigentes, cometidos, permitidos o ignorados en años atrás.
En otro, exultantes de alegría por haber conseguido abatir la codiciada pieza que perseguían desde hace años y que ha sido su único lazo de unión, los que celebran el fin de la cacería.
Aunque cada partido por motivos e intereses diferentes.
Los socialistas por haber llegado otra vez a la Moncloa sin el tedioso y antipático esfuerzo de pasar por las urnas.
Los separatistas de toda índole, y con un muy desigual grado de representatividad, porque ufanos, se las prometen muy felices negociando a partir de ahora con un gobierno débil y complaciente.
Ciudadanos, aunque frustrado porque los socialistas les hayan robado la merienda, porque confían en que van a aumentar sus votantes de un P.P. desorientado por el mazazo recibido.
Los comunistas y antisistema, porque piensan cobijarse debajo del nuevo paraguas socialista, y por aquello de que “a quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija” aspiran a que pronto se van a quedar con el árbol, la sombra e incluso con el paraguas.
Por último, supongo que también contentos y sonrientes, los sectores de la derecha y de la Iglesia, que se han alineado junto a la izquierda en esa inmisericorde cacería. Y que parece que suponen que ahora, abatido el enemigo, este próximo gobierno les va a permitir conseguir todo aquello que criticaban y exigían a Rajoy, sobre la Memoria Histórica, el aborto, el patriotismo etc, y que al no lograrlo le han retirado su apoyo.
¿De verdad puede creer alguien que esto es lo mejor para España?
Entre medias de todo ellos, un conjunto de españoles, quisiera suponer que muy numeroso, estamos hartos de tanta ambición, de tanto conseguir poder al precio que sea, de tanto chalaneo de partido, y tanta puñalada por la espalda y que ojalá aprendamos de los errores, y no nos pase lo que predecía la famosa frase de Cicerón, esta vez no refrán, de que los pueblos que olvidan su Historia, están condenados a repetirla.
L. Fernando de la Sota