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LOS TRES MISTEROS DEL DESAFÍO CATALÁN

L. Fernando de la Sota   

 

Es tal el torrente informativo que nos abruma estos días sobre el desafío independentista catalán sobre el que todo el mundo quiere meter baza, y donde se barajan frenéticamente todo tipo de opiniones, consejos o imperativas exigencias al gobierno y a los jueces, que sin prejuzgar las razones, más o menos fundadas, de unos y otros, que van desde una controlada respuesta, a la petición de una contundente acción policial y judicial que  pusiera entre rejas a los rebeldes, lo cierto es que el  tema, aunque importante, ya empieza a cansar y aburrir.

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No es por tanto la intención de este artículo, entrar en un análisis pormenorizado sobre la situación catalana, que excedería la brevedad que exige una página Web.

 

Sí sólo, el que dejando a un lado sentimientos, emociones y deseos compartidos de una solución drástica, destacar algunos aspectos de la misma que parece que da la sensación de que pasan un poco desapercibidas, y que podrían aclarar algunas de las irritadas preguntas de los que desean soluciones simples y rápidas.

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Bien se pudieran titular, los tres misterios, de este culebrón independentista de otoño.Pero como premisa y reconociendo de antemano la posibilidad de una equivocación  en la totalidad, de la que nadie está libre, se parte de la convicción de que no se celebrará el referéndum el día 1 de Octubre. Aunque siempre puede ocurrir que en determinados pueblos, incluso en aquellos en los que los alcaldes no hayan cedido locales, un grupo de personas pongan una urna en la plaza, repartan unas papeletas y lo den por celebrado, porque por mucha vigilancia que se quiera poner, ocurriría lo mismo que con los actos terroristas: son  impredecibles y suceden en unos minutos a pesar de todas las cautelas y controles policiales.

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Pero no habrá referéndum. Porque en este caso y con independencia del grado de firmeza, de convicción y de lealtad, de los gobernantes, jueces, partidos e Instituciones por primera vez teóricamente comprometidas en su mayoría, en contra del desvarío del gobierno autonómico catalán, en su conjunto, no pueden hacer el ridículo ante los españoles, ante Europa y ante el resto del mundo, que están siguiendo de cerca, y en algunos casos con preocupación, el desarrollo de lo que ellos llaman eufemísticamente “nuestro conflicto interno”.

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Las altas Instituciones del Estado, incluida la Corona y especialmente el Gobierno del Partido Popular, sabe que si fallan en este envite después de estar afirmando desde hace más de un año, que no se permitiría el referéndum ni se rompería la unidad de España mientras estuviera en el poder, tendría que dimitir y olvidarse de ganar unas próximas elecciones.

Pero volvamos a lo de los tres misterios catalanes.

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El primero sería el del bien guardado secreto de los elementos imprescindibles para cualquier evento de este tipo que se pretenda. ¿Donde están las urnas, las papeletas y el censo? El censo, las papeletas, e incluso los locales para celebrarlo parece que lo quieren improvisar, supliéndolo con chapuceras alternativas, pero las urnas, si existen, tienen que estar en algún lugar, nave, almacén o masía, que hasta ahora, y salvo un golpe de suerte, o de efecto, que todo podría ser, a la Guardia Civil se le está poniendo difícil.

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El segundo misterio, sería el de tratar de adivinar lo que tienen in mente los miembros del gobierno catalán, que por muchas convicciones emocionales y políticas sobre su soñada república independiente, no es posible que sean tan torpes y tan obcecados para no saber que a través de la estrategia que han puesto en práctica no lo van a conseguir. Que se han equivocado, que se han quedado solos, que Europa les ha cerrado las puertas, y que lo más seguro es que se hayan quemado para otra segunda intentona. Ahí está el caso de Artur Más. ¿Habrá un retroceso de última hora, para conseguir una salida airosa y con menos riesgos personales?

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Y el tercero, resulta más complicado. ¿A qué se debe el silencio y el misterio de los planes del Partido Popular y en definitiva de Rajoy para afrontar este desafío independentista?

Sin entrar en valoraciones personales, este asunto se puede contemplar como una partida de ajedrez donde el gobierno debe estudiar no solo su propia estrategia, sino también la del adversario, que en este caso son más de uno, así  como también los movimientos de sus diversas piezas propias, cada una con sus funciones y recorridos, que en una partida normal todas se mueven para conseguir unidas la victoria. pero que en el problema catalán no es así.

Porque por un lado están los jueces, que como no podía ser de otra manera, suspenden, declaran ilegales las infracciones y hacen advertencias de delito por unanimidad. Pero como se ha visto en el Tribunal Constitucional, dada su malformación partidista, no todos están a favor de “mojarse”, y le pasan la papeleta al gobierno del Partido Popular, por si éste se equivoca y el error favorece a su partido. .

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Por otro los Partidos, especialmente el PSOE e incluso Ciudadanos, que como es lógico no han tenido más remedio que apoyar en este caso al gobierno, para si la cosa sale bien apuntarse el tanto de su “sincero”, apoyo,  pero si sale mal,  caer como buitres sobre él.

Y está la amenaza, en el supuesto de que hubiera que aplicar medidas excepcionales, del partido nacionalista vasco, otro socio “fiable”, que ya ha advertido que si el gobierno se excede, no contará con su apoyo, imprescindible, para sacar adelante la anunciada moción de censura en el Congreso, aprobar los presupuestos del año que viene y seguramente también para unas hipotéticas elecciones generales.      

Pero también hay otra situación, también muy preocupante, y que seguro que también influye en contra de una mayor firmeza en la respuesta: el de  la aparente indiferencia de los españoles ante todo lo que ocurre en Cataluña. En las encuestas, el independentismo, ocupa un lugar secundario en su preocupación, y como hemos podido comprobar, salvo en Barcelona, el rechazo patriótico popular está brillando  por su ausencia y el apoyo al gobierno ha sido nulo. Es triste reconocerlo pero es así, y salvo algunos medios de tirada nacional, y alguna cadena de radio y televisión que se han mostrado firmemente defensores de la unidad de España, en el resto  hay mucha información más o menos sesgada, pero poca o ninguna firmeza en su defensa.    

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Por tanto, un panorama muy complicado para el día 1, pero posiblemente de más incierto pronóstico, el del día 2, por la posible reacción de los separatistas radicales defraudados. Aunque como no hay mal que por bien no venga, si hay violencia, y ojalá no la haya, es mucho más fácil aplicar legalmente medidas excepcionales ya que estaríamos hablando de otra figura jurídica, la de sedición, que las justificarían ampliamente. .

Pero Rajoy es imprevisible, y pronto se desvelarán estos tres misterios, y solo queda confiar en que aquellos a los que les corresponde tomar las decisiones necesarias, lo hagan con autoridad y firmeza, pensando más en España, que en sus propios intereses personales y los de su Partido.

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